Autorretrato de Max Beckmann
Artista
Max Beckmann
Autorretrato del título
Año de creación
1936
Técnica y dimensiones
Yeso, teñido en masa, 37,5 x 30 x 33 cm
Año de adquisición
1993
Max Beckmann creó sólo ocho esculturas, que fueron realizadas entre 1934 y 1936 y en el último año de su vida en 1950. Como muchos pintores modernos, también recurrió al diseño tridimensional, pero para él no tenía la importancia que tiene en la obra de Degas, Matisse y Picasso o Kirchner, Schlemmer y Max Ernst.
Sin embargo, Beckmann logró una forma independiente en este género, aunque relativamente tarde en su vida. Sus figuras pequeñas o de tamaño inferior al natural, desde El hombre en la oscuridad (1934) hasta El encantador de serpientes (1950), están determinadas por una masa muy voluminosa, literalmente plástica, y se integran en un diseño muy gestual, a veces acrobáticamente ampliado. Son encarnaciones de estados simbólicos que se colocan en la habitación como signos de respeto expresivamente cargados. Curiosamente, su estilo es más fluido que en el caso del tratamiento corporal comparable de sus pinturas, en las que el volumen se destaca con mayor fuerza del fondo de la imagen. Surgen referencias a la escultura de Rodin, Degas y Matisse.
El autorretrato ocupa un lugar especial en esta pequeña obra escultórica porque, a diferencia de las otras figuras y a pesar de una cabeza formada en 1950, es la única obra "basada en un modelo" y representa el único retrato real. Esta formación de uno mismo, creada en Berlín en 1936, puede deberse a las circunstancias especiales del año en que se creó, que dieron a Beckmann la sensación de que este autocuestionamiento, esta prueba de las propias fuerzas y, por tanto, también de la reflejo de esta época extremadamente tensa en la Alemania nacionalsocialista de una manera físicamente integral, teniendo que aclarar de manera integral la realidad actual.
El retrato, como Andreas Franzke caracterizó esta enorme y atenta cabeza en 1984, “impresiona por su expresión extraordinariamente serena, que, en el contexto de un momento difícil, no muestra resignación, sino que manifiesta una voluntad orgullosa de afirmarse. Lo impresionante es cómo Beckmann desarrolla el cráneo íntegramente a partir de una masa compacta. La sólida base del cuello, cuyo llamativo diseño actúa como preludio de la cabeza angular formada en grandes secciones, garantiza una estabilidad absoluta."
La importancia que tuvo este autorretrato para Max Beckmann se demuestra por el hecho de que incluyó el En 1937 se exilió en Holanda. Y en 1948, cuando se trasladó a Estados Unidos, la cabeza fue una de las obras que le acompañaron. Posteriormente pasó a ser propiedad de su viuda, Quappi Beckmann. En la década de 1950 se realizaron seis vaciados de bronce con este yeso.
Fritz Jacobi