Desde el 4 de julio de 2008, la Neue Nationalgalerie dedicó al fotógrafo japonés Hiroshi Sugimoto la retrospectiva más extensa de su fascinante obra hasta el momento en el mundo de habla alemana, que se mostró tanto en Berlín como en Düsseldorf, Salzburgo y Lucerna. La exposición incluye más de 70 fotografías y una escultura del gran maestro de la fotografía en blanco y negro y muestra la gran diversidad de sus grupos de obras, cuya claridad y precisión cautivadoras llaman inmediatamente la atención.
Hiroshi Sugimoto trabaja casi exclusivamente con la fotografía en blanco y negro desde hace más de treinta años y crea representaciones muy precisas y muy tranquilas que abordan cuestiones de la realidad y la representación, del tiempo, del paso y la retención del tiempo y, sobre todo, con sombras y lidiar con gradaciones de tonos grises finamente matizadas. Sus obras son concentradas, muy presentes y atractivas. En su claridad, irradian silencio y calma y, a veces, parecen meditativos, lo que nos gustaría asociar con los orígenes japoneses del artista. Sugimoto nació en Tokio en 1948 y se mudó a principios de los años 1970, primero a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde aún hoy vive y trabaja además de su residencia en Tokio.
Sugimoto siempre trabaja en series que suelen durar varios años. Sus temas son muy diferentes, pero están conectados en su origen por el hecho de que nunca son instantáneas espontáneas, sino grabaciones bien pensadas y planificadas, realizadas con la mayor precisión y perfección técnica. "No soy un cazador", dice Sugimoto, "ya tengo mis imágenes en mi cabeza, luego salgo a realizar estas ideas".