Según palabras del filósofo Johann Georg Sulzer, la maestría del gran retratista Anton Graff fue mirar “hasta lo más profundo del alma”. Este artista extremadamente productivo es uno de los retratistas más destacados de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Su mayor logro fue retratar a las celebridades de su época. A él le debemos el panorama del espíritu alemán, que incluye los retratos de los poetas y pensadores más importantes, como Lessing, Nicolai, Mendelssohn, Sulzer, Wieland, Gellert, Herder y Schiller.
Graff nació en Winterthur en 1736 y allí recibió sus primeras lecciones de arte. Continuó su educación en Augsburgo, Ansbach y Ratisbona. En 1766, a la edad de 30 años, se convirtió en pintor electoral de la corte sajona de Dresde y miembro de la Academia. Viajó regularmente a Berlín, Leipzig y Suiza. Hacia el final de su vida, Graff se convirtió en una figura simbólica para el círculo de jóvenes románticos de Dresde. El pintor murió en 1813 a la edad de 76 años.