El canto de los canarios llena la habitación y en el aire flota un olor a establo. Estas impresiones sensoriales, realmente inesperadas para un museo, provienen del fantástico escenario que se desarrolla durante un invierno en el Hamburger Bahnhof – Museum für Aktuell – Berlín. En busca de Soma, una poción mítica, el artista alemán de renombre internacional Carsten Höller (nacido en 1961 en Bruselas) creó su instalación más compleja y elaborada hasta la fecha.
“Bebimos el soma; nos hemos vuelto inmortales, hemos visto la luz; Hemos encontrado a los dioses”. Esta línea de verso proviene del Rigveda, la más antigua de las cuatro escrituras fundadoras de las religiones hindúes, y es una de las muchas en las que se canta una poción milagrosa. Como nosotros en el segundo milenio antes de Cristo. Según una escritura escrita en el siglo I a. C., esta bebida prometía conocimiento, acceso a la esfera divina, felicidad, riqueza y poder victorioso. Era una bebida que disfrutaban tanto los dioses como los hombres.
El Rigveda es la base de la búsqueda científica iniciada en el siglo XX sobre la composición del soma y la identidad de su ingrediente central. El conocimiento de esto último se ha perdido durante los últimos milenios. Además de los lingüistas, también los botánicos y etnólogos basaron su búsqueda de la sustancia omnipotente en los versos poéticamente codificados de la antigua escritura escrita en sánscrito. Al hacerlo, se esforzaron en alinear las pistas contenidas en el mismo con los hallazgos de sus respectivas disciplinas. Sin embargo, hasta la fecha no existe consenso sobre la identidad de la planta del soma.
El estadounidense Gordon R. Wasson, banquero de profesión y micólogo por pasión, publicó en 1968 un exhaustivo compendio en el que analizaba la agárica de mosca (Amanita muscaria) como la codiciada planta del soma y combinaba un estudio lingüístico de los versos rigvédicos con Informes sobre las costumbres de los nómadas siberianos. A partir de esto, Wasson desarrolló la tesis de que la sustancia crucial se podía encontrar en el agárico de mosca. También supone que el hongo se consumía durante el ritual Somar mediante consumo directo, presumiblemente mezclado con leche y otras sustancias, así como a través de la orina de una persona o animal que había consumido previamente agáricos de mosca. Carsten Höller desarrolla aún más esta teoría: podría tratarse de orina de reno, en cuya dieta natural se encuentra el agárico de mosca. La pérdida del soma y del conocimiento de su composición se explicaría lógicamente por el hecho de que las tribus nómadas de Asia Central abandonaron el hábitat de los agáricos de mosca y los renos cuando abandonaron la zona entre el 2000 y el 1000 a.C. BC emigró desde el norte hacia el valle del Indo.