Una horda de monos celebra una gran fiesta, una pantera deambula por un paisaje alpino cubierto de nieve, una manada de lobos blancos rodea a un búfalo chorreando sangre en un jardín francés. A primera vista, las acuarelas de animales de gran formato de Walton Ford recuerdan a los grabados de ilustradores franceses y británicos del período colonial del siglo XIX. Sin embargo, una segunda mirada revela un universo pictórico de alusiones complejas e inquietantes. Tigres, leones, pájaros y monos que pueblan las imágenes de tamaño natural aparecen como actores trepidantes en batallas alegóricas. Así se crea el brillante “Bestiario” de Walton Ford, mezclando hechos históricos, investigaciones de historia natural y fantasías que se adentran en lo surrealista.
Walton Ford, que nació en Larchmont, Nueva York, en 1960 y ahora vive en las montañas de Berkshires en Massachusetts, quedó fascinado por las exposiciones del Museo de Historia Natural de Nueva York desde una edad temprana. Se ocupó con especial intensidad de las obras del ornitólogo e ilustrador de animales estadounidense John James Audubon (1785-1851). Desde la década de 1990, en busca de analogías entre ayer y hoy, Walton Ford ha estado creando imágenes en las que se superponen representaciones detalladas de la historia natural con puntos de vista actuales y comentarios críticos, y citando fuentes textuales de siglos pasados en escritos antiguos. Con sus obras, que parecen sátiras sobre la opresión política y la explotación del medio ambiente, cuestiona la máxima de “siempre nuevo” y “siempre mejor” que ha prevalecido desde el Renacimiento. Al mismo tiempo, pone en discusión las expectativas establecidas sobre las reglas de la estética contemporánea. Sus coloridas imágenes nos abren los ojos a una realidad que hemos reprimido u olvidado. Un “bestiario” contemporáneo de inquietante poder imaginativo se despliega ante nuestros ojos.